Seamos realistas, ganar dinero es un trabajo duro, especialmente si te trabajas basado en la ciencia. La pseudociencia es mucho más rentable en estos días, y además puede ser muy divertida. Imagínese un mundo sin fronteras científicas, donde cualquier cosa que se le ocurra en la cabeza se puede interpretar como un hecho, independientemente de si la idea tiene mérito o no en la vida real. Imagínese tener un gran número de seguidores, parecido a un culto, y que le paguen por hablar todo el día.
Soy de los que pensaba que sólo lo técnico era importante para ser un entrenador de éxito (éxito definido cuando empecé, era tener muchos alumnos, una agenda completa de trabajo y poder vivir del entrenamiento personal). Esa creencia me llevo al profesorado, a tomar todos los cursos posibles, a leer horas y horas por día, entre otras cosas.
El tiempo pasaba, algunos años, pero el “éxito” no llegaba. Por otro lado veía gente que yo consideraba mucho menos formada que yo, viviendo del entrenamiento personal y no entendía porque yo no tenía una lista de espera de gente queriendo entrenar conmigo, que tan “formado” estaba.
En el mientras tanto, trabajaba en la sala de musculación, nunca fue un trabajo bien pago a mi entender, pero me permitía sumar horas de experiencia, charlar con otros profesores y ganar algunos pesos.
Entre idas y vueltas, terminé en un gimnasio, en un horario que empezaba 7AM, madrugar no era un problema para mí.
Creo que Internet te está convirtiendo en un peor entrenador.
¿No me crees? Considera esto…
¿Cuántas veces has visto un video de entrenamiento y has pensado: “¿Por qué no estoy usando ese ejercicio?”
O viste el programa de otra persona y pensaste: “¡Debería haber escrito mi programa de esa manera!”
O escuchaste a alguien más hablar o entrenar y pensaste: “¡Hombre, ni siquiera pensé en eso!”
Ya sea que se trate de cuestionarse a sí mismo, de recopilar demasiada información o simplemente de no tener un filtro, Internet no siempre es tu mejor amigo cuando se trata de desarrollo profesional.
Quiere el logotipo perfecto, el sitio web perfecto, el programa de entrenamiento perfecto, pero ¿eso realmente importa? ¿O su perfeccionismo está frenando tu negocio? Lo sé. Quieres hacer las cosas bien. Tu logo. Tu página web. Tu programa de entrenamiento. El espacio de tu gimnasio. El espacio de tu gimnasio…
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Como en casi todo en la vida, el momento más difícil es empezar! Lo mismo sucede con el negocio del entrenamiento personal… Recién recibido o no, quizás con alguna experiencia o no, te decidís a largar tu nuevo negocio de entrenador. ¿Por dónde empezás? No sé por donde se debería, pero seguro es con el pie izquierdo, es lo más común, como en cualquier nuevo emprendimiento donde uno no tiene experiencia lo más probable es equivocarse.
Hablando desde mi historia personal, recuerdo que me imprimí unas tarjetas personales medio pelo (era para lo que alcanzaba el presupuesto en ese momento), habré repartido menos de 10 y tirado las restantes 90 varios años después. ¿Contratarías a un entrenador sólo por encontrarte una tarjeta apoyada en un mostrador sin tener la menor idea quién es?, yo tampoco.
Por aquel entonces trabajaba en un gimnasio en Mataderos, de barrio, completo, ochentoso, con una cuota muy baja, era casi imposible vender entrenamiento personalizado en ese contexto, sin embargo lo hice, por insistencia, obviamente con personas conocidas. Ellas no sabían como era yo como entrenador (afortunadamente), pero al menos sabían que era una persona “seria”. En mi caso así se fue armando una bola de nieve hasta que varios años después, 7 para ser preciso, logré tener una clientela completa, sin horarios libres.